Autora

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Muchas gracias.
Gloria Mateo Grima





lunes, 20 de diciembre de 2010

No sé cuándo será...ni si será siquiera...


No sé cuándo será, no sé en qué tiempo,
ni si será siquiera,
cuando resurja el sol tras la neblina
como un espadachín que venza
al malvado del tiempo que ha pasado.


Mientras tanto:
chabolos en el alma, compartimentos sórdidos,
carceleros de alas de mariposa,
que pisan cualquier sueño
desde la embriaguez de muchas borracheras
de noches sin luz.

No sé cuándo será, no sé en qué tiempo,
ni si será siquiera,
el roce de alguna melodía sin estridencias.


G.M.G.
.



Y así vamos los dos...





Y vamos caminando hacia el futuro,

mis sueños en tus sueños,

navegando....

Es mucho más hermoso el amor,

es más pausado.

Con la serenidad del agua que ha fluido

y que se ha detenido en un remanso,

con la sinceridad que muestra el tiempo

y la experiencia de los años.

Con esa sed de que brillen los ojos

en los que nos miramos.

Así vamos los dos,

sin prisas,

sólo galopa el corazón.

Ya ves, nos ha bastado

el roce de las manos.


G.M.G.

Vestida de luna





No quería que asfixiaran sus sueños. La vida había sido poco generosa pero ella todavía la retaba. ¡¿Qué se había creído?! Aún le quedaba algo de desafío. Sin embargo, no eran tantos los momentos en los que se rebelaba. La mochila iba más llena de guijarros afilados que de guantes de seda. Como seguramente o más estaría la de muchos. Pero aún quedaban huecos que hacían que no se quedara pasiva y saliera al encuentro de sensaciones. Dentro de sus posibilidades, seleccionaría las más ricas: las que pudieran sacarle una sonrisa de complacencia.

Por eso esperaba la noche. Aunque el día estuviera plagado de voces a su alrededor ocultaban soledad y silencios, de la misma manera como envuelven las penumbras, cuando aparentemente sólo se contempla la luz de la luna y es escucha levemente el latir del corazón.

Las primeras horas de la noche extendían su embrujo y las buscaba.

No tenía mucho tiempo. Morfeo la vencería pronto. Siempre había sido como las alondras, aunque tuviera ojos de búho. Era necesario, pues, aprovechar. Así que se dejó caer sobre la cama y cerró los ojos. No, no dormía. Simplemente se dejaba llevar por la imaginación. Comenzaba a vivir. Era la hora mágica. Pero no la de cenicienta. Ya no tenía los 18 años y quizá había perdido demasiados zapatos sin ningún príncipe que los encontrara o con alguno que los había utilizado como armas arrojadizas.


Y se vio pisando un escenario, con tacones finos y un traje elegante. Coqueta, risueña y firme. Tenía dominio y seguridad. Era la protagonista de aquella obra. Su voz resonaba sin necesidad de micrófono. Se hizo el silencio. No tuvo que ensayar el papel. Se lo sabía porque era ella misma. Empezó a hablar sola, pero no era un monólogo. Todo su discurso iba dirigido a alguien invisible que la escuchaba. Al final, después de palabras a veces suaves y otras enérgicas, su mano se alargó acariciando el aire. Era la ternura de una despedida hacia un rostro y el agradecimiento por un cariño. Una mueca de complicidad y de ternura. Finalizó la actuación.

Salió del escenario. Rápidamente se despojó del traje con el que había interpretado la función y se dirigió a un estudio de radio. Se acomodó los cascos y escuchó la música que la volvía a introducir, de nuevo, en un mundo mágico.
Comenzaba el programa, Silencio. El piloto rojo indicaba que estaba en el aire. La respiración contenida. Y su voz, acompañada de gestos que los escuchantes no veían, contestaba a las preguntas que le hacían al otro lado a veces preñadas de tristeza y de miserias e injusticias. En definitiva, de cuerpos que escuchaban también el desgarro de su interior. Sólo era media hora. Pero intensamente vivida. ¿Habría hecho brotar algún manantial de serenidad? No lo sabía, pero lo deseaba.

De nuevo corrió por el pasillo, esta vez tenía que llegar al estudio de cine en el que interpretaba un papel secundario. Ya no podía hacer de jovencita que cautivaba al más atractivo del guión. Se maquilló y se metió en el alma del personaje que le habían asignado. Aunque es cierto que le permitieron elegir. Todo lo permitían. Lloraba, reía y, sobre todo, se sentía plena.

Luego cogió su maletín lleno de técnicas de sosiego y energía. Tenía que hacer un último papel. Quizá el más difícil. El que la llevaba a los bajos fondos de los que necesitan un poco de calor en algunas escarchas parásitas que no se derretían. Tal vez debido a sinsabores y falta de afectos en sus infancias. Demasiadas circunstancias vividas como desfavorables habían surcado sus vidas de cicatrices profundas o mal cerradas que se abrían en carne viva.

Siempre la habían tachado de mujer dura, pero no le importaba. Los que la conocían sabían bien que era cálida y traviesa. A pesar de su voz casi autoritaria (hacía honor a los de su tierra), era como una niña que busca guiños de complicidad. Era conocedora de que esa dureza aparente no significaba nada más que el vestido de batalla. Ése que tenía que llevar por el día, porque si no los depredadores le darían zarpazos y la destrozarían. Alguien que la conoció muy bien, el director de su máster, le dijo que era como un gato que de día tenía que subirse a su tejado por un tiempo. Al menos por el tiempo que durara el peligro. Si bajaba, los depredadores se la comerían. Y tenía razón. Sí, señor Aguado, usted tenía razón, como siempre. Igual que cuando le decía que estaba falta de arrumacos. Lo malo es que ese tiempo se está dilatado demasiado.

Se acercaba el momento. Ya la llamaban a su puerta con unos golpes pesados.

Estaba feliz, pero extenuada. Demasiadas sensaciones y emociones vividas…Sin embargo, merecían la pena.

Por aquella jornada, ya había tenido bastante. Era una dosis de ensueño antes de que las cortinas de sus pestañas indicaran que el sueño la rendía.

La noche siguiente, y la otra y la otra, se volvería a burlar de la vida viviendo muchas otras con su imaginación. Aquellas que elegía porque le gustaban, porque era ella misma.

¡Chisssssss!, no la despierten. Tiene que descansar en la noche. A la siguiente debe despojarse de nuevo de su vestimenta de batalla, bajar del tejado y volver a ponerse el hermoso vestido de luna que alguien le regaló con un soplo, quizá cuando bebió la primera bocanada de aire para volver a vivir.
G.M.G.

Relato: "El rubio"






Entró por el portón a la plaza del pueblo en fiestas y buscó a su grupo de amigas pero no las encontró. Ya llegarían. Siempre lo hacían.

La gente bailaba al son de la música. Luces y guirnaldas vestían de destellos especiales la noche de Morés, en la ribera del Jalón. Al fondo, un grupo de “maletillas” departía amigablemente, entre risas, mirando a las chicas. Eran los que buscarían, tras un pase a una vaquilla, unas pesetas para poder seguir su rumbo hacia oportunidades de ser toreros, durmiendo en los pajares y lavándose la ropa en los lavaderos.

Sintió su mirada y los dos supieron desde ese momento que algo especial les estaba sucediendo. Era rubio y con el pelo rizado. Nada que ver con el perfil de los demás compañeros de fatigas. Con un ligero parecido a Paul Newman.

Se levantó del pilón en el que permanecía sentado, separado un poco de los demás y fue hacia ella. La invitó a bailar y la cogió suavemente de la mano. No hubo palabras de asentimiento, no fueron necesarias; simplemente percibieron los dos el contacto acariclante del roce de sus mejillas . La respiración contenida y, sólo, de vez en cuando, separaban sus caras para mirarse. Todo se lo decían sin decir. Era la magia de una noche de Mayo. Dos sentimientos al mismo compás

Al día siguiente, por la tarde, las vaquillas placeadas iban haciendo acto de presencia de una en una en la plaza. Desde una especie de burladero que habían preparado en la puerta de la casa de sus abuelos paternos, contemplaba como él, con buenas maneras, daba unos capotazos y después la buscaba con la mirada satisfecho. Nada más que decir, ya estaba todo dicho.

Acabaron las fiestas. Ella volvió a la ciudad y él se marchó. No se dieron ninguna dirección.


Una mañana, poco tiempo después, sonó el timbre de su casa, en Zaragoza. Era él. Después de marcharse del pueblo donde se conocieron,  al volver de su viaje a Madrid donde se marchó en su deambular, decidió buscarla. Alguien le dijo dónde podría encontrarla.
Se vieron y hablaron. Le comentó que al escuchar la canción de 'Anduriña" se acordaba de ella.


A partir de entonces, intercambiaron encuentros,  cartas tarjetas: “Mañana toreo un novillo en Estella y me han cogido tanto cariño esta gente que me quedaré aquí por unos días, pero estoy deseando de volver a verte. Te quiero”

Los encuentros rezumaban ternura y la pasión limpia de aquellos tiempos. Lo escuchaba rasgueando una guitarra en algún atardecer de un verano. No era un maletilla al uso. Tenía clase, era una persona culta. Se llamaba Jesús y sus compañeros, al referirse a él le decían "Rubio". Nunca habló de su familia. Sólo que procedía de Murcia.


Aquel mundo alternativo de escapadas para verse, aquellos ojos que un día se fundieron para ser unos, se fueron disipando como se escapa entre los dedos el agua clara que se quiere beber a borbotones cuando acucia la sed.

El tiempo, ese traicionero, se llevó demasiadas fiestas con ausencias de ambos. Ella lo buscó, preguntó por él pueblo y en el mundillo torero. Sí, ha vuelto a su tierra, le dijeron. Fue a hacer la mili en Aviación.


Y en las noches, cuando su cuerpo siente el deseo de una piel junto a la suya para fundirse en ella, ha tenido muchos hijos de él con su pensamiento. De vez en cuando sueña y se pregunta qué habrá sido de su vida.

Es mejor así -se dice como consuelo-. Quizá si lo supiera, se perdería todo lo hermoso que guarda de los instantes del que había sido su gran amor.



Glory Mateo G.
(Él la llamaba Glory)


"Manuela" (Dedicado a la mujer que más influyó en mi vida: mi abuela"





Cazuelas del color del odio,

delantales con brío de aire,

suelos hartos de ti.



Y tú.....

frotas la furia,

lees ensueños,

miras espejos

tan viejos.....

G.M.G.

domingo, 19 de diciembre de 2010

"Y después, simplemente, te regalo una rosa"



*Preparó la comida y la llevó a la mesa. El sonido del televisor, posicionado “mirando” hacia un determinado sitio era todo lo que se escuchaba. El mando a distancia siempre estaba colocado en el mismo lugar: era el arma del poder, uno de los símbolos de una garra de acero que caía sin piedad sobre el resto de la familia.


Y el silencio se cortaba en el aire.

Por eso, ella y sus hijos engullían los alimentos: había que levantarse enseguida. No era el sitio más adecuado para una convivencia serena. Ni ése ni ningún otro dentro de la vivienda. Era un sinvivir en el que en cualquier momento podía caer un puñetazo sobre la mesa o el ruido ensordecedor de algo que se había estampado en el suelo. No importaba que no hubiera un motivo. El diálogo era simplemente un monólogo de un macho dominante que marca su territorio.

-¡¿Qué manera de comer es ésa?! ¡Tienes que dejar la costilla de la carne completamente limpia! ¡Y la culpa la tiene tu madre que no sabe educaros en condiciones!

Así era como normalmente, él, se dirigía a cualquiera de sus hijos, todavía niños. La rabia escupía por todos los poros de su piel y una vez soltado el veneno seguía comiendo impertérrito con la mirada clavada en la pequeña pantalla.



La mujer retiró los platos y calladamente se dirigió a la cocina. No sabía por qué, pero siempre fregaba en un tiempo record, como si de una competición se tratara. Buscaba, de una manera inconsciente, el despertar de una pesadilla. Porque aquello tenía que terminar: no quería que durara toda su vida. Se merecía algo mejor. Arañaba retazos de esperanza en el aire, pero la paralización, el dejar pasar los días, conducían a más tormentas, tanto exteriores como interiores.

-¡Tú para mí eres mierda! ¡Sal de esta habitación!

Así era como, a empujones, con la cara endurecida por su demonio interno, la sacaba al pasillo, tirándole la ropa del dormitorio común para que no durmiera en la cama esa noche.

Había amaneceres plagados de notas  que él pegaba en las paredes del pasillo. Eran misiles de los que no hacen ruido y que destruyen lentamente el concepto de “ser” de la persona a la que van dirigidos:

-¡¿Ves cómo los ansiolíticos que tomas no te hacen nada?! Tú lo que estás es loca y tendrías que acabar los días de tu vida encerrada! Dile a tu médico de cabecera que te aumente la dosis, la necesitas…

Otras veces, ni siquiera había exabruptos o insultos, eran simplemente miradas despectivas, de indiferencia y, sobre todo, silencios. No importaba el porqué estuviera enfadado con ella o contrariado. El enmudecimiento, ese silencio que sume en lo más profundo de los abismos, lo hacía extensivo a sus hijos que formaban parte del escenario y se convirtió en la forma preferida para  vengarse de la que en otro momento estuvo enamorado. Eran su arma arrojadiza contra ella: al no hablarles a ellos conseguía hacerle mucho más daño. Él decidía, él imponía y él se erigía como controlador emociones. Sabía cómo amedrentar,  atenazar y, también, después,  porque el sexo era lo que se le iba a dar gratis, simplemente, regalarle una rosa con una sonrisa de arrepentimiento. Era un experto en el arte de la sinrazón. Porque no había un razonamiento sostenible para su conducta



*En esta ocasión, como en la mayoría, el daño también tenía unos efectos soterrados y crueles, el que se estaba haciendo a los hijos. Eran más víctimas que a la que iban dirigidos.

Así era el bucle bien compacto y patológico que volvía a retroalimentarse de más porquería en la cloaca.
¿Hasta cuándo duraría? ¿Cómo terminaría? ¿Tendría que haber siempre una consecuencia de muerte para que se hicieran evidentes los malos tratos? ¿Habría que permitir que, llevado de una disociación producida por el rencor, les quitara la vida a los niños?No, por supuesto que no.

Este ejemplo es uno más de los llamados “Violencia de Género". Denominado así, no porque el hombre y la mujer seamos diferentes biológicamente o sexualmente, sino porque la cultura que hemos venido arrastrando de nuestros ancestros nos ha condicionado de tal manera que nos ha colocado a ambos sexos en un lugar determinado dentro de la sociedad y de este modo se han ido forjando resultados de dominancia y sumisión, de mayor intervención en tareas más por  unos que por otros, de más puestos de trabajo en el poder desempeñados por hombres... En definitiva, hemos construido unos estereotipos que nos ha hecho actuar por lo que se espera que tenemos que hacer si pertenecemos a uno y otro sexo. No ha importado la esencia de la persona, sino el papel que se le ha dado en el reparto de la obra.

La violencia no empieza de una manera instantánea. Va incrementándose gradualmente apoyada por las muletas de los roles establecidos en los que la mujer, hasta hace muy poco, ha salido siempre en desventaja. Por eso se ha hecho necesaria una discriminación positiva, para favorecer la disolución de las diferencias establecidas hasta que ambos, hombre y mujer, seamos considerados en igualdad y equidad.

Así pues, la mujer que no sabe reaccionar porque la paralizan sus emociones, tiene que pedir ayuda ante el menor indicio de denigración de lo más importante que tiene: la libertad de ser ella misma.


G.M.G.
(Psicóloga)

martes, 7 de diciembre de 2010

Mario Vargas Llosa


Mario Vargas Llosa ha sabido deslizarse en su discurso al recibir el Premio Nobel, desde la ternura y las emociones afectivas hasta la dureza hacia regímenes totalitarios.


Habla del niño que, desde el momento en que aprendió a leer, se sumergió en un mundo desconocido y rico,  que le abrió nuevas sensaciones y conocimientos que le iban a llevar a contar sus propias historias, ésas que su madre comentaba que eran prolongación de lo que había leído. En definitiva, se iba fraguando el escritor. La lectura le invitó a soñar, le hizo y le sigue haciendo tener fe, y le enseña, desde las diferentes opiniones que encuentra en los libros , el no conformismo y el uso de la rebeldía ante las injusticias sociales.

Se emociona cuando lanza a los cuatro vientos, el amor que siente por su esposa ("ella lo hace todo y todo lo hace bien") y, de este modo, este gran hombre que ha conquistado lo máximo con la literatura, se nos hace humilde y agradecido a la que ha estado, literalmente, pegada a él durante muchos años y a la que le rinde así su agradecimiento con sus palabras entrecortadas por la emoción.

Denuncia con mano dura la existencia de regímenes intransigentes que todavía pululan a estas alturas del recorrido de la vida en muchos países que se jactan de mantener las conciencias alienadas no permitiendo ni un atisbo de libertad de expresiones y, por ende, de comportamientos. ¡Todos bajo el yugo de los dictadores!

Pone de manifiesto el temor de que otros ciudadanos ahora en democracia puedan romper con el respeto a las dignidades personales y derechos fundamentales y se conviertan igualmente en cultivos de prepotencia al coste que sea.

Agradece a España su acogimiento y se considera ciudadano del mundo del que aprende a cada paso y que le ayuda con la riqueza de la diversidad.

En definitiva, D. Mario, usted nos transmite que, a pesar de todo, merece la pena vivir, leer y seguir soñando sin olvidarnos de los afectos de la familia. Gracias por ello.


G.M.G.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Si acaso os preguntan...

Si acaso os preguntan de dónde mi energía,

como leona fiera emerge hacia la vida,

contra corriente seca

y como tras mi aspecto de frágil crisálida

eclosiono con fuerza al claudicar el día,

decidles que en mi cuna fue el cierzo el sonajero

y las Jotas, las nanas de chiquilla,

mis pañales, las nieves del Moncayo,

y paisajes de Huesca,

me arropaba Teruel, mientras dormía.

Toda yo soy, mi tierra,

Aragón, me palpita.




G.M.G.


Duermes


Duermes,
y tus ojos se mueven
en el cálido ambiente de la habitación
que espera las noches para jugar contigo.

Mis manos corren a buscar tu cara
ansiosas de dejar una caricia
que no recordarás mañana.

A veces sonríes
y yo gozo.


G.M.G.

Cuentos de hadas







Al llenarse de tul el día,
caminaba entre los girasoles
y sentía unos pasos al galope
que no pedían permiso para adentrarse.
Portadores de cuentos de hadas,
adormeciéronme,
y en el sopor,
llevaba zapatillas de colores
que hacían cabriolas en el aire.


G.M.G.

Miedo


Atenaza las entrañas. Desde hace bastante tiempo se ha convertido en su mayor enemigo y trata por todos los medios de guardar la cordura ante su presencia; pero en ocasiones es inútil: su fuerza cae como una maza de hierro y le duele toda su integridad. No puede quejarse, si lo hace, los demás, enseguida se pueden apartar de su lado: no se soportan las energías negativas, porque en definitiva, todo se contagia y…por si acaso… Además…el resto de los ciudadanos lleva en su mayoría en el rostro el signo que denota en muchas ocasiones más de lo mismo. Hay muy pocas sonrisas. Por otro lado, en su intimidad tampoco hay interlocutores, así que el escuchar su propia voz retroalimentando la situación la hace todavía mucho más evidente. Sólo queda el silencio bullicioso de sus propios pensamientos y el dolor. Hay silencios que matan lentamente, deshumanizan y, en ocasiones, también, sin que nadie se dé cuenta, van inyectando montones de partículas de anestesia que permita amortiguar el dolor. Es como un mecanismo de autodefensa que el organismo despliega para preservar la ya mermada energía que queda. Estás vivo o viva, pero no sientes la vitalidad del mundo que sigue su curso pintado de muchos colores, como es la propia vida. Sin embargo, en este caso, no percibe nada más que los oscuros. “No hay salida” , le repiquetea el subconsciente. “Ya son muchos años así y el espejo no te cuenta mentiras, se muestra tal cual, implacable.”


Afuera, la hiena, desde su guarida, lanza su carcajada disfrazada, mientras se relame por los futuros festines que se van a ir acumulando en su despensa. No tiene que salir a cazar, se los ponen prácticamente en la boca sin ningún esfuerzo. De vez en cuando, alguna lágrima asomada a la ventana de los medios de comunicación, anuncia otra posible presa y se relame de gusto por ello.

Psicológicamente, se le puede aconsejar que saque los aspectos positivos de de cada situación, porque siempre existen pero… ¿qué se puede hacer cuando ni siquiera  los atisba? Es como cuando a alguien que está deprimido se le dice; “Anímate, sal a la calle”. ¡Qué más quisiera, en las tinieblas de esa tristeza que animarse! No puede, la emoción es superior y ha traspasado ya todas las barreras de las razones.

“Clamé al cielo y no me oyó…”, grita su cerebro. Los más caritativos le dicen: “Dios escribe derecho con renglones torcidos”. ¡¿Dios?! ¡¿Dónde está Dios en los momentos difíciles?! Porque el que percibe una situación como mala, así la siente, así la experimenta y la señora “razón” no se cuela por ninguna rendija de su existencia, ya que está blindada por la desazón.

La radio, la prensa y la televisión, infectados de tertulianos, critican, cosen,  descosen, bordan y hacen encajes de bolillos, pero lo que primero llenan y cierran herméticamente es su bolsillo. La mayoría de los participantes de estos circos están compuestos por maestros de ceremonias que observan, vestidos el traje  de gala, desde una posición casi siempre acomodada,  cómo pueden llevar a cabo su función los tramoyistas y equilibristas situados en la cuerda cada día más floja.
La oscuridad, hoy, le parece más infinita. Las medidas tomadas por las altas instancias van a quitar el acceso a un mendrugo de pan a los que no tenían nada más que eso que llevarse a la boca. Cuatro de cada 10 familias en España tiene a todos sus componentes en el paro y muchos ni tienen ni siquiera el “colchón familiar” que les pueda ayudar, unos porque no tienen familia y otros porque, si la tienen, no van a poder subsistir con sus pensiones. Sólo los que tienen dinero, sólo ésos, van a poder seguir adelante. Los demás...¡que se zurzan si es que les queda una hebra de hilo! Los cuatrocientos y pico euros se han acabado. ¡El vacío, sólo el vacío y sin red...!

La Fe la ha perdido, la Esperanza se le ha declarado en huelga y la Caridad...sólo le queda alguna limosna en el esbozo de un sueño.

Por eso se incrementa su ansiedad y llegada al sumun puede convertirse en angustia. Lar zarpas que tanto teme están llamando a su puerta. Tal vez, esta misma noche, tal vez antes de que el sol se ponga se presente la tan temida sensación: EL MIEDO.



                                                                    G.M.G.

domingo, 14 de noviembre de 2010

En memoria de Omayra


La noche apareció en medio de los sueños
y despertaste del baile de la fiesta
entre el fango y el lodo,
lágrimas de los ojos del infierno.

Tu cara se aferraba al aire del silencio;
tu mano, esperanzada en el madero.
Volaban tus ideas
a encontrar personajes de los cuentos.

Soñabas con la escuela que había enmudecido,
marchándose a poblados subterráneos
a enseñar a los duendes
matemáticas locas de las fuerzas.

Gritabas esperanza al mundo indiferente
y al final del combate, apareció el dragón
que te puso en sus lomos
para aumentar las estrellas dormidas.

Allá arriba hay más luz,
y abajo ni siquiera nos alumbran apenas lamparillas.

G.M.G.

sábado, 18 de septiembre de 2010

A José Antonio Labordeta




Yo sé que en el futuro tus deseos cantados,


desde esa voz profunda de recio aragonés

llenarán con el Cierzo los surcos de esperanza

y Aragon será grande tal como tú lo ves:

con tierras exultantes y pueblos de bravura,

con ojos que sonrían porque han podido ser,

con mochilas al hombro bien repletas de hogazas,

y árboles que refresquen un botijo a sus pies.





Yo lo sé, porque siento que has hecho renacer

pálpitos en la gente, desde tu sencillez.

Nos has movido el alma, nos has hecho saber

que en los aragoneses hay "garra" y honradez.





Tus letras son los himnos que erizan nuetra piel,

invitando con fuerza hacia el amanecer,

por eso te debemos: SOÑAR, QUERER, HACER.





José Antonio Labordeta:

¡Qué puñeta,
si no hubieras nacido aragonés!




G.M.G.

sábado, 14 de agosto de 2010

¿Amores o amoríos maduros?





El tiempo pasa y comienza a horadar nuestra piel y el alma. La mente se resiste a ver lo fugazmente que comienzan a escapar los años, pero las hojas del calendario se arrancan más vertiginosamente que antes. Es un hecho constatable y también irremediable.
En ocasiones, cuando la vida no nos ha sido benévola en lo afectivo a nivel de pareja y nos hemos convertido en solitarios dentro del tejido de la sociedad, queremos desesperadamente demostrarnos que todavía somos jóvenes, y jugamos con una infantilidad absurda al “picoteo” en busca del elixir de la juventud, sin darnos cuenta de que en ese camino podemos hacer daño a otra persona, que quizá ha depositado en nosotros su verdadero amor, más serio y responsable que el que nosotros le brindamos cuando nos recreamos con los juegos absurdos de las conquistas fáciles, ya que son los que nos proporcionan una subida de nuestro Ego al considerarnos por ello más grandes, con mayor energía, capaces de seguir comiéndonos al mundo.
Y así, coleccionamos relaciones sexuales con una gran diversidad de personas, porque de esta forma nos demostramos que todavía estamos vivos. ¡Qué ilusos! ¡Como si el vivir consistiera simplemente en eso! Perdemos el Norte de nuestra racionalidad, madurez y cordura. Aquí, ahora lo importante es el disfrute carnal, el hoy te cojo porque eres novedad y mañana te dejo porque he trasladado el punto de mira a una nueva “conquista”. Estoy hablando tanto de hombres como de mujeres.
¿Y dónde quedan los sentimientos?
Buscamos sólo sensaciones sexuales placenteras, pero que no lo son tanto, porque están vacías de contenido afectivo y, quizá, sin embargo, llenas de algunas enfermedades adquiridas por tantos cambios de pareja , ya que, no nos engañemos, los adultos somos mucho más reacios que los jóvenes a utilizar el preservativo , eso, por supuesto, si todavía lo podemos usar porque biológicamente respondemos, ya que debido a nuestra evolución natural tenemos que ayudarnos de Viagra y lubrificantes. Pero el caso es contabilizar en nuestro haber mucho sexo y variado.
¿No será mejor el detenernos serenamente, conscientes de que nuestras limitaciones que no tienen que hacer un sexo menos placentero. y saborear una caricia, una atención, la compañía, la ternura y el cariño que nos pueda proporcionar una relación no tan efímera que el propio “echar un polvo”? ¿No será mejor admitir el momento en el que estamos, que también es hermoso, y no desperdiciarlo? ¿Acaso no es mejor la calidad que la cantidad?
Pues parece ser que impera el que se nos vaya literalmente la olla. Nos decimos a nosotros mismos que para cuatro días que nos quedan lo mejor es disfrutar de todo lo que no hemos disfrutado antes, y vamos “À la recherche du temps perdu” (Marcel Proust), engañándonos miserablemente, porque lo que ya ha pasado no se recupera jamás.

Los periodos de soledad nos han podido convertir en más egoístas, menos benevolentes e, incluso, más huraños. Pero se puede volver a sentir la comprensión, el placer de compartir y el verdadero amor nuevamente, ése que nos dará equilibrio y armonía y el que, al dormirnos, por la noche, nos arropará con el sentir de una respiración o una mano cercana, Y esto, el sexo frío y duro no lo consigue. Recapacitemos y enderecemos nuestro rumbo, que todavía tiene un bello recorrido, cuidemos nuestro cuerpo y nuestra mente y no hagamos daño a nadie desgarrando sentimientos mientras nosotros nos consideramos los reyes del Mambo.
G.M.G.

jueves, 5 de agosto de 2010

Sheila Herrero







Voluntad como el cierzo cuando arrecia,
tesón en soledad,
esfuerzo a esfuerzo.
Sin que nadie te haya dado limosna
sin que a tus pies les hayan puesto freno;
y los patines vuelan.....
consiguiendo tu sueño.

Años,
coraje,
y nunca miedo.

El asfalto bordado con festón
de tus ruedas de acero.

Años
y más coraje,
jamás un desaliento.

Grabaste a Zaragoza
con letras en el cielo,
las estrellas lo saben,
y, sonriendo,
lo han dicho al mundo entero.

Una plaza,
tu nombre
y después el silencio…


¡Qué lección magistral has dado,
Sheila Herrero!


Gloria Mateo Grima

miércoles, 4 de agosto de 2010

Salvador Contreras "El gitano poeta"



La cárcel, con su cerrazón arquitectónica, no impide que la mente fluya y sea libre.

Quizá el periodo de reflexión haga brotar lo más hermoso que tiene cada ser humano que allí entra y así le permita volver a respirar su esencia en estado más puro: la de los niños que no se han contaminado todavía y miran al mundo con ilusión y sonrisa.

Os invito a que por unos momentos entréis dentro del Centro Penitenciario de Daroca (Zaragoza), donde se rodó este interesante documental con la interpretación de Salvador Contreras “El Gitano Poeta”.

http://www.revistalaocaloca.com/2010/08/el-gitano-poeta/




Él mismo presenta con sus propias palabras el documental.

Escuchadlo bien, mirad su rostro y sus zapatos al bailar pero, sobre todo, observad su sentimiento.

¡Ojalá que se cumplan sus deseos!



Gracias a todos los que contribuyen a que un centro penitenciario no sea tan sombrío como se contempla desde afuera.


Todavía es posible la resinserción.

G.M.G.

jueves, 3 de junio de 2010

**Lágrimas**


Calladas, gritan al viento,
resbalan ríos por ríos
y hacen más surcos sedientos.
Un amor tirita débil,
la carne gime en silencio,
se estremece,
y escupe gotas a cientos.
Aleteo de pestañas,
destellos, falsos destellos,
con apariencia de brillos,
pero esquirlas de lamentos
que hieren,
y que desgarran,
que son venenos que enferman,
porque eran falsos los sueños.
Aleteo de pestañas,
fuerza y brío en cada movimiento:
hay que soltar lastre a tiempo.
G.M.G.

viernes, 14 de mayo de 2010

Deseo amor sincero, engaños, no.







Hoy he sentido frío; el camino es arduo,
y un abismo infinito ronda traidor.
Sobre las chispas vuelan vientos cargados
que amenazan, altivos, devastación.

Era hermosa la luz que amanecía
era un sueño encendido el que emergió,
como ilusión óptica bulló el deseo
y una esperanza loca se desbordó.

Pero gritaron pronto: “somos un rayo
repleto de energía y de resplandor,
que puede dar la vida o dejar herido,
con balas que destrozan tu corazón”.

Por eso freno cauta las estampidas,
Deseo amor sincero, engaños, no.

G.M.G.

Tengo miedo de despertar del sueño


Sé que tú no me escuchas y te hablo,
sé que no estás conmigo y yo te veo,
ni siquiera me rozas y te siento
y mis labios te besan sin tus besos.
Te dejo entrar y noto tus caricias
penetra en mi interior tu esencia y bebo.
Es como si estuvieras todavía:
te escucho respirar,
y tu manos pasean por mi cuerpo
que se deja llevar al mismo cielo.
¡Me das tanto cariño, me das tanto!
que tengo miedo de despertar del sueño.
G.M.G.

Muchas gracias al Centro Penitenciario de Daroca (Zaragoza)

Quiero dar las gracias a todos los reclusos, que asistieron el pasado día 11 de Mayo a la escenificación de mi monólogo de Violencia sobre la Mujer en el Centro Penitenciario de Daroca (Zaragoza) y, posteriormente, también a la conferencia que aludía al mismo tema.

Me marché de allí con una sensación muy agradable, puesto que la participación en el coloquio fue muy alta y la atención prestada hacia mí, también.

En absoluto me olvido de Javier, Rubén y Vicente, almas del evento y sin los que no me hubiera sido posible el percibir la cálida acogida que tuve por parte de los que, estando privados de libertad, situación tan difícil, supieron hacerme llegar chorros de esperanza y reflexión con sus miradas.

El título de Picapedrera que me entregó Javier (Coordinador y Director del Taller de Cine) lo guardaré con especial cariño, ya que en los acontecimientos sociales que nos salpican a todos, tendríamos que ir quitando, empezando por mí misma, guijarros de piedras que puedan entorpecer nuevos amaneceres serenos, claros y en equilibrio.

No quiero olvidarme de nadie, puesto que también asistieron diversos profesionales. Así que: UN BESAZO PARA TODOS y, repito, GRACIAS.

Gloria


(Cuando los artistas de la cámara me hagan llegar las imágenes que rodaron, las pondré en la red. Espero que hayan sido benevolentes conmigo. Sé que, con su buen hacer, habrán sabido camuflar lo peor de mí. ¡Coqueta que es una!)



jueves, 13 de mayo de 2010

Yo no puedo quererte de este modo



Yo no puedo quererte de este modo,
tan entregada a ti, soñándome a tu lado,
perdiéndome de dicha en tus caricias,
sintiéndome que estoy entre tus brazos,
bailando sin bailar,
entre la soledad de un escenario

En mi mente sí estás, pero no debo.
Quiero quitar tu imagen de un zarpazo,
y acallar la ilusión, que no me duela.
Sofocar este amor tan desbocado.
Razón, contra ideal.
Que nunca sepas, si no das
que yo te he dado.

No quiero ser como una marioneta,
en manos de un amor imaginario.
G.M.G.

jueves, 22 de abril de 2010

Cocaína



Inmaculada como la Virgen pero violada por las defecaciones de miserables. Blanca parece, verde lo fue mucho antes de que sólo quitara el frío, el hambre y el cansancio a los pobres indígenas, allá, por los altiplanos de Colombia, Perú o Bolivia. El Erytroxilon coca no sabía que lo iban a cambiar de nombre. Se limitaba a dejarse masticar por bocas humildes y les daba un poco de energía, sin efectos adversos.
Finales del siglo XIX: aíslan el principio activo que esconden sus hojas. Lo condensan, lo multiplican.
Siglo XX: ya forma parte de una bebida famosa y de algún vino con propiedades -dicen- tonificantes. La machacan y la bautizan con el agua bendita del manantial del dinero. Curiosamente serán, después, los billetes una de las vías de introducción al organismo que quiere divertirse y pasar un rato en el paraíso. De momento, la han vestido de largo y le ponen de nombre Clorhidrato de cocaína, el mote más usado: cocaína. Inspiración de cucarachas, que llegarán directas al cerebro y bailarán el baile de San Vito.
Otra forma en la que se presenta es la llamada cocaína base (Crack), que le dará buen juego al tabaco; o también, en Sulfato de cocaína (Basuko), fumata y fuga esta vez maridada con el tabaco y una beata y santa: la marihuana. Más tarde, cócteles varios llenos de alcohol, o combinados con otras drogas varias, le darán más pomposidad y potencia. Siglo XXI: España es el mayor consumidor de Europa ¡Olé por los españoles! Estamos dejando que otros hagan el mayor negocio de su vida.
Ella, la dama negra de blanco, se impone porque la imponen los modos de vida al más alto nivel, en mentes proclives o no. Es traidora, provoca sensación de bienestar enseguida, pero sibilina y silenciosamente, se va apoderando de de nuestro cerebro.
El baile gusta, psicológicamente atrae: quita penas, pone euforias; hace gigantes; el deseo sexual se multiplica: ¡orgasmos, más orgasmos…! Cabezudos, buscan más: hay que tener reservas. Aparentemente viene la agilidad mental y el mundo se queda en los pies.
Líneas que se desfiguran; metros de locura que van confeccionando la mortaja
Orgánicamente, el cuerpo vibra, no duerme; el corazón se quiere marchar del pecho por un acelerón que posiblemente no tendrá freno si no se mete en un taller de reparación a tiempo. A veces, reventará de tanta juerga. La nariz sangra: la vida quiere escapar a chorros y se producen agujeros y deformidades en el tabique nasal. El sueño no tiene nombre se desdibuja. Pero se sigue bailando, cada vez más. Y se comienzan a percibir formas que no existen, personajes imaginarios. Las ideas paranoicas hacen de las suyas. Los ictus pululan y dejan paralizado parte del cuerpo. El potencial sexual que suscitó en un principio, si no se sigue consumiendo cae en picado. Ya ni gatillazos, porque no quedan fuerzas y el cansancio se apodera.
La estructura del Cortex Cerebral se daña, se hace más delgada y teniendo en cuenta que ahí es dónde reside nuestra racionalidad, ésta  disminuye. El Sistema Límbico, del que tantas veces he hablado, que es el que controla los impulsos e instintos más primitivos, será el que predominará, originando conductas totalmente desestructuradas, impulsivas y agresivas. También hay evidencia empírica de un menor tamaño de la Amígdala. Lo que aparentemente aumentaba, revierte.
La naturaleza es sabia, decimos. No nos engañemos: el hombre también es naturaleza y la cocaína corroe las neuronas. Imaginemos un cableado eléctrico mal hecho. Si consumimos cocaína, nuestro cerebro acabará lleno de cortocircuitos que echarán chispas. Y no hay bomberos expertos en menesteres de apagar esos fuegos. Así que, más blancura para quitar cada vez más agujeros negros. Y se incrementa el infierno. Lo blanco, lo negro… Retroalimentación para huir de los problemas. Pescadilla que se muerde la cola. Cabezas que se van quedando sin cabeza. Un minuto de vida, muchos de muertes.
Pocos son los que la prueban y no repiten. La mayoría la adoran, le rinden pleitesía. Es su diosa y la necesitan.
Es un juego que juega malas pasadas. Los que dirigen el tinglado fabricando, traficando y blanqueando dinero, solamente son estiércol, aunque éste sirve para dar más vida y ellos dan el pasaporte hacia la muerte, mientras, tumbados en una hamaca, bebiendo una cerveza, contemplan lo bien que saben hacer negocios.
Con el tiempo, algunos seres humanos, ciegos y en la calle, mendigan con un cartel que dice: LA VOLUNTAD, por caridad.
Que no se engañe nadie. Los consumidores de cualquier tipo de droga están enfermos. No los llamemos viciosos, cayendo en la ignorancia. No importa que lleven traje o vayan desarrapados, tampoco que aparentemente cuiden su salud en las comidas o por el contrario sean anárquicos en la selección de alimentos . Su falta de control en el consumo de cualquier droga los domina. Y cuando algo domina y tiraniza, es muy difícil poder hacerle frente solo. Hay que pedir ayuda, aunque se sienta vergüenza de contar lo que sucede. De otra forma, la guadaña segará lo más maravilloso que se tiene: la vida.
G.M.G.

miércoles, 21 de abril de 2010

Necesita ayuda


Hace tiempo que sueña cansada
suplicando un milagro a la vida
y no escucha a su Yo que le grita
que de él no tendrá más caricias;
que no cierre los ojos y vea
que su amor se perdió en una esquina
y es inútil la espera de un cambio,
pues la lunas ya se multiplican
y dan paso a más frío en su piel
que se rompe y tirita.

Hoy, desprecios e insultos son vivos
y los miedos la agitan.
Han quedado olvidados sus besos,
ella es él y por él se marchita,
pero no tiene fuerzas y aguanta,
suplicando un milagro a la vida.

Si observamos dolor en sus ojos
o a su mapa el violeta lo ensucia,
no pasemos de largo callados:
NECESITA AYUDA.


Gloria Mateo

viernes, 9 de abril de 2010

Mañana, por la tarde...






























Recuérdame que llore mañana por la tarde,
cuando el sol no caliente mi carne acribillada
y el espejo me niegue su bondad.

Hoy soy yo todavía, rebelándome altiva,
la que busca anhelante caricias en las flores
de los jardines dulces.
La que sueña silencios
entre los brazos fuertes de la fantasía
y bebe de la lluvia.

Mañana, por la tarde
o tal vez otro día...


G.M.G.




miércoles, 7 de abril de 2010

Buscando a Mafalda



No quiero escuchar las noticias. Estos días nos dan el aperitivo con “Alí Babá y los 40 ladrones” y otras lindezas.
No soporto más ver políticos corruptos, y cómo se lanzan dardos envenenados, tanto desde una parte como desde la otra. Se enzarzan, se vapulean y al final, la casa sin barrer. Realmente es que ni siquiera han encontrado la escoba. Han olvidado la canción de “Si yo tuviera una escoba”. El problema es que no la encuentran o, mejor dicho, que no la buscan. Porque, mientras están divirtiéndose en el cuadrilátero del boxeo, a ver quién da los golpes más bajos que pueda hacer caer al enemigo, los españolitos de a pie, ya estamos KO desde hace mucho tiempo. Más tiempo del que saltó a la palestra la situación general a nivel mundial.

Aquí fuimos más listos: metimos las miserias durante unos meses debajo de la alfombra. Y ahora, cuando la hemos sacudido, salen hasta cucarachas. Estaban en nuestras narices, pero era mejor tenerlas a buen recaudo en las alcantarillas. Quizá se esperaba en las altas esferas ingenuamente que, por obra y gracia del Espíritu Santo, desaparecerían.

Y, mientras tanto, los unos y los otros que están en los púlpitos de los altares, aunque sólo sea por un tiempo, tienen sueldos sabrosos y el porvenir asegurado y no les faltará un plato de sopa roya.

Los pequeños autónomos malviven, están acribillados a impuestos y en muchas ocasiones tienen que cerrar, despidiendo a los poquitos trabajadores que podían mantener en plantilla.

Hablan de mil-euristas, cuando ni siquiera gran parte de la población llega a esa cantidad, si es que tiene el privilegio de tener trabajo, claro. Y si no tienes trabajo, no vayas a un banco porque no te van a dar crédito. Y no estés en números rojos que te sablean a intereses que tampoco puedes pagar: se nos zampará y quizá hasta terminemos algunos en la cárcel, que dentro de lo malo, nos dará de comer el Estado. Sobrevivir en estos tiempos, para los que carecen de trabajo y no disponen de familia que los arrope es exponerse diariamente al suicidio. El dolor y la angustia merman física y psicológicamente, van consumiendo lentamente y la cordura se pierde. Hay una desesperanza que baila al son que marca el diablo. ¿Cuántos diablos pululan por ahí? Demasiados. La canción del próximo verano se va a titular "El baile de la desesperanza".
Los que tienen posibles guardan debajo del colchón el dinero por si acaso…Así, el consumo se paraliza. Todo se paraliza. Hasta la sangre.

La tan elevada a los altares Ley de Dependencia vive en el sueño de los justos, al menos de momento en la mayoría de las comunidades. Llegan las ayudas cuando algunos han pasado a mejor vida. Se están matando moscas con el rabo. Es una manera muy sibilina de hacer limpieza poco a poco.

Cursos de formación para dar subvenciones a diferentes centros que aparentemente preparan para un trabajo. ¿Saldrá de debajo de las piedras?
Comedores sociales atiborrados. No pasa nada. La palabrita en cuestión (crisis), es global y nosotros no íbamos a ser menos.

Acaban de decirnos de nuevo la cifra de parados. Pronosticaban que estaría entre una horquilla de números: por los pelos han acertado.

Aparecen los salvadores espirituales que se aprovechan de su sagaz observación de nuestros rostros cariacontecidos y que te dicen que hay que ser positivos. Confunden lo que es ser positivo, con lo de ser optimista. Creer que por pensar que las cosas pueden salir bien, lo van a hacer. ¡Ilusos!

Pasa la vida: se destrozan familias por aquello de que “cuando el dinero sale por la puerta el amor se escapa por la ventana”; se agrian caracteres. Nos estamos adiestrando en la falta de valores ¿Valores? ¿Saben realmente los niños de hoy lo que representan ¿Qué es eso? ¿Será la Bolsa o simplemente al hablar del valor se imaginarán a Superman? ¿Hemos educado a nuestros hijos en el respeto, la disciplina y el cariño? Claro, ancha es Castilla: un niño que no percibe nada más que prisas, gritos, falta de respeto, aprende, aprende y aprende lo que ve, lo que oye y es muy probable que lo repita. Me duele la sociedad de mañana, aunque no sé si la veré.

“Clamé al cielo y no me oyó” y la desesperación nos confunde y la fe se pierde. No es que sólo nos acordemos de Santa Bárbara, cuando truena. Es que ahora el sol está nublado y el cielo es una traca continua.

Se dice que no tenemos que hablar de estercoleros. Pero es que nos han puesto en la puerta de la casa, en una caja de zapatos, las defecaciones de algunos para que sepamos cuál es nuestra condición.

Hace tiempo que todo me parece un circo. Pero, preferiría “Los payasos de la tele”.
Ya, Petra, se ha convertido en una criada que también está desempleada. Esta vez no lleva uniforme. Sólo va vestida con la cofia y vaqueros rotos, eso sí, no son de los de diseño. Ni la procesión de casa en casa pidiendo un poco de trabajo le da para comer. Y eso que se mueve, porque no le queda otra, en la economía sumergida. Hoy, Zipi y Zape ya no son dos niños traviesos. Son unos ladrones adictos al botellón que “chupan del frasco, Carrasco”. Hay muchos Carpantas debajo de los puentes que no tienen ni para un muslo de pollo. Mortadelo y Filemón han enfocado su agencia de información, porque les es más rentable, a capturar, entre otros, a los malos pagadores, a las separadas o separados que se quejan de lo paupérrimo de su economía y van como aves de rapiña en contra del otro.

No hay un Jabato con coraje, un Capitán Trueno que amedrente a tanto ladrón y sinvergüenza, ni la familia Cebolleta unida. Faltan demasiadas cosas y sobran tropecientas.

Me voy a poner a leer algún cuento de hadas o alguna novela de Corín Tellado de los de antes. Al menos, saldré de la vorágine de la realidad por unos momentos y sentiré que es sólo una pesadilla y que mañana tendré-tendremos un trabajo.

Quizá debería  venir Mafalda a poner orden y a dar unas cuantas lecciones de saber hacer. La estoy buscando. ¿Sabe alguien dónde encontrarla?



G.M.G