La noche apareció en medio de los sueños
y despertaste del baile de la fiesta
entre el fango y el lodo,
lágrimas de los ojos del infierno.
Tu cara se aferraba al aire del silencio;
tu mano, esperanzada en el madero.
Volaban tus ideas
a encontrar personajes de los cuentos.
Soñabas con la escuela que había enmudecido,
marchándose a poblados subterráneos
a enseñar a los duendes
matemáticas locas de las fuerzas.
Gritabas esperanza al mundo indiferente
y al final del combate, apareció el dragón
que te puso en sus lomos
para aumentar las estrellas dormidas.
Allá arriba hay más luz,
y abajo ni siquiera nos alumbran apenas lamparillas.
G.M.G.