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Gloria Mateo Grima





jueves, 30 de abril de 2020

Vídeo:Querida Glory

miércoles, 22 de abril de 2020

Relato: Ladrona




Se arregló. Echó una breve ojeada final al espejo y sonrió. El brillo chispeante de sus pupilas y una sonrisa pícara se encararon con aquel trozo de cristal que le devolvía su imagen. Se le rebelaba. No le iba a consentir, mientras pudiera, que se fuera  empañando de algunos amaneceres con rictus de angustia de su cara.

Salió a la calle con ansiedad y sin rumbo. Era una mañana de una primavera hermosa, muy apropiada para buscar y encontrar su botín. No importaba la falta de oscuridad. Para su cometido, no. A pesar de todo, sería cauta. La ciudad tenía mil ojos y debía tener cuidado. 

Caminó un rato.  Buscó un lugar adecuado para su objetivo. Se sentó en una terraza del paseo. El sol le lanzaba ya lametazos  fuertes sobre la piel y, por ello, buscó la sombra de un árbol que la protegiera.  Era la época en la que las sangres se revolucionaban en una coctelera perfecta. Presentía que iba a obtener éxito en la consecución de lo que buscaba. Tenía que observar bien a su alrededor y tener paciencia.

Pidió al camarero un café descafeinado. El corazón se le estaba desbocando y no era cuestión de acelerarlo más.

Muy pronto, una pareja o matrimonio  de ancianos, ambos con evidentes signos de padecer artrosis, se sentaron en otra mesa cercana a la suya. Colocaron sus dos sillas muy juntas, mientras se miraban a los ojos y, sin tocarse, se besaban. La ternura que desprendían perfumaba a los alrededores.

Presintió que había llegado el momento de actuar. No lo dudó. Sin pensarlo ni un segundo, usó su imaginación para intentar apoderarse de lo que la mujer experimentaba. Solo tenía que infiltrarse  en su mente. Sabía que podía hacerlo.

Se vio a sí misma sintiendo el amor y la ternura de aquel hombre, ya cargado de existencia como ella. Las arrugas de ambos se burlaron del tiempo y sus manos jugaron a rozarse suavemente.

Estaba robando, sí, robando. No sabía que hubiera ningún artículo en el Código Penal vigente que tipificara sus actos como delito. Tampoco le importaba. Había salido con la intención de aumentar sus ganancias. Las necesitaba. Eran vitales para ella y no, no era por sensiblonería. Últimamente, ya todo le daba igual. Se había ido metiendo en un periodo de disolución, curtida de desencantos. La soledad no le importaba, pero tenía una tremenda anemia de amor y, sobre todo, de ternura, esa que no conoció en su camino, lleno de cicatrices hechas solo a base de ráfagas de deseos. Así que al imaginarse en el lugar de aquella mujer tan afortunada, al recorrerle el cuerpo esa increíble sensación que tanto deseaba,  recibió una transfusión de vitalidad que bebió a pequeños sorbos. Eran caricias anheladas. Le iban a permitir recargarse, al menos durante un tiempo, otra vez de vida.

Aquel fue un atraco llevado a cabo con  su imaginación Sabía bien que tendría fecha de caducidad. Pero era una ladrona, y volvería a robar. Nadie, salvo ella, sabría cuál era su botín.


Gloria Mateo G.
Derechos reservados

domingo, 5 de abril de 2020

POEMA SIN TÍTULO




Recogí mis pedazos después de mucho tiempo
y, mirando a las estrellas, 
me columpié en sus brillos repleta de energía;
me empujaban tus huellas.

Comentaste, ¿recuerdas?, 
que merecía a un hombre con mejor vida que la tuya.
Ay, qué poco sabías lo que el futuro me depararía.

Me he enterado de que dicen de ti que eras un "buscavidas".
Para mí fuiste un sol que disipó la umbría.

Hoy sigo con mi intento de amasar las palabras;
nunca las leerás. 
¡Duele tanto tu ausencia!

Glory Mateo G.
Derechos reservados