Me
duele. Me duele y me rebelo. Escupo estas palabras desde mis dedos
sobre el teclado y las dirijo hacia algún lugar. Da igual el que
sea y no importa que se pierdan. La impotencia y la rabia me superan: los hechos se han repetido.
De nada ha servido el escarmiento y la nueva oportunidad.
El aire
limpio de la libertad se ha vuelto a contaminar por el hediondo olor
del dinero fácil. ¡Fácil, fácil y, sobre todo rápido! El olvido
ha hecho estragos y la ilusa idea de tener los bolsillos llenos, los
ha dejado vacíos de cordura y de sensatez.
¡Maldita
sea la droga que destroza cuerpos y mentes! ¡Maldito el hambre
desmesurado de dinero sin esfuerzo! ¡Maldita la ambición y maldita la mala memoria
que algunas personas tienen de las piltrafas que
han contemplado de cerca y de los destrozos familiares que han conocido!
Me
duele; me duele porque no sirvieron de nada las palabras: ya estaba metida en el trullo la voluntad.
Siempre
pensamos que los demás son tontos y que a nosotros no nos van a
pillar.
¡Cuántas veces habré escuchado decir esto a internos en un centro penitenciario!
Pero
pasa y algunas mochilas se vuelven a cargar de más porquería. Lo triste, es que, a veces, hay sonrisas menudas que esperan la presencia
de aquéllos a los que admiraban. Y esto...esto es lo más doloroso.
La palabra "resinserción" no se ha inventado como mero adorno, sino como
posibilidad de aprender de los errores y no volver a cometerlos.
Cada vez me cuestiono más de si esto es así.
Mañana,
cuando de nuevo una bocanada de aire fresco inunde esos pulmones y oxigene unos músculos jóvenes moldeándolos de energía,
quizá se vuelvan a olvidar de la otra atmósfera asquerosa que inhalaron llena de putrefacción y, aparezca, repetido, el delirio de construir una vez más un mundo maravilloso, solo pintado por la imaginación y la ignorancia, produciendo en el suyo y en el de sus familiares más dolor inmisericorde.
No, ya no escribiré más palabras al respecto y éstas, ahora mismo, saben a quién van dirigidas.
Un poco de pan seco es mejor que el manjar más exquisito rebozado de mierda.
¡¿No hay forma de convencerse?!
Parece que no.
¡Me duele, me duele demasiado una libertad muerta!
Mis palabras son duras, lo sé, pero no tengo otras.
G.M.G.