Solo tenía amor entre las manos
y esperaba a esas otras en el tiempo.
Sin embargo, las horas se agolpaban
y el brillo de sus ojos se oscureció
por la cortina de la desesperanza.
Así supo que a él,
un pobre rico,
no le era rentable:
un pobre rico,
no le era rentable:
ella tenía el salario corto para sus planes.
Gloria Mateo Grima