No hay retorno.
Hace tiempo que siento
que él ya pulula por el aire,
haciendo revoleras al vacío.
Tal vez una mota de su piel
se apiade y acaricie mi mejilla,
para endulzar arrugas
y recoger el cristal de mis lágrimas.
No lo sé, o sí lo sé,
pero no quiero saberlo.
Y le grito a mí razón:
¡calla, insensata!,
que la realidad es solo un sueño.
Hace tiempo que siento
que él ya pulula por el aire,
haciendo revoleras al vacío.
Tal vez una mota de su piel
se apiade y acaricie mi mejilla,
para endulzar arrugas
y recoger el cristal de mis lágrimas.
No lo sé, o sí lo sé,
pero no quiero saberlo.
Y le grito a mí razón:
¡calla, insensata!,
que la realidad es solo un sueño.
Gloria Mateo Grima