Sabéis..., esta mañana, al despertar,
he
tomado conciencia del presente,
he
bajado del mundo de los sueños
y
me he visto desnuda,
sin
ni siquiera un beso en el relente.
Tiritando de frío,
mi
equipaje se mostraba tal cual, medio vacío:
me
faltaba el abrigo del cariño,
una
buena chaqueta de coraje,
cinturón
que abrazara mis sentidos,
zapatos
sin heridas
y
medias sin carreras, con paisaje.
Mas, en un rinconcillo,
cubierto
por un pétalo de rosa,
reliquia
de otros tiempos con más brillo,
casi,
casi escondido,
surgía
con luz tenue, pero vivo,
un
pequeño latido,
retador,
me invitaba a salir del olvido,
a
recargar mi alma con la vida,
a
volver a sentir de nuevo los sonidos
y
acariciar el sol con manos de rocío.
Cubierto por un pétalo de rosa,
casi,
casi escondido,
me
regaló el “granuja” con un guiño,
un
vestido de luna
y
me invitó a bailar con un suspiro.
G.M.G.