Ni una letra se atreve a juntarse con otra
y el silencio en el aire, no trae mas historias a mi mente
porque me ha declarado la guerra
y es mi enemigo.
y el silencio en el aire, no trae mas historias a mi mente
porque me ha declarado la guerra
y es mi enemigo.
¡Perdóname, teclado!, estás vacío;
mis dedos se deslizan sin sentido,
sin nadie que maneje los hilos.
De pronto,
el teléfono, me devuelve mis cinco sentidos
y tu voz me da brío.
Sonrío.
Miro tus libros en las estanterías
y te siento conmigo.
Los cuentos que de niño te contaba
quedan en tus recuerdos y en los míos.
No eran solo palabras inventadas,
eran miles de besos escondidos
para ayudarte a dormir serenamente
y acallar muchos ruidos.
Hoy las lágrimas me llueven en los ojos
y, por unos momentos,
quisiera que siguieras siendo niño.
¡Tantas veces he de darte las gracias…!
¡Tantas, hijo mío!
Gloria Mateo Grima
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