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Gloria Mateo Grima





martes, 7 de diciembre de 2010

Mario Vargas Llosa


Mario Vargas Llosa ha sabido deslizarse en su discurso al recibir el Premio Nobel, desde la ternura y las emociones afectivas hasta la dureza hacia regímenes totalitarios.


Habla del niño que, desde el momento en que aprendió a leer, se sumergió en un mundo desconocido y rico,  que le abrió nuevas sensaciones y conocimientos que le iban a llevar a contar sus propias historias, ésas que su madre comentaba que eran prolongación de lo que había leído. En definitiva, se iba fraguando el escritor. La lectura le invitó a soñar, le hizo y le sigue haciendo tener fe, y le enseña, desde las diferentes opiniones que encuentra en los libros , el no conformismo y el uso de la rebeldía ante las injusticias sociales.

Se emociona cuando lanza a los cuatro vientos, el amor que siente por su esposa ("ella lo hace todo y todo lo hace bien") y, de este modo, este gran hombre que ha conquistado lo máximo con la literatura, se nos hace humilde y agradecido a la que ha estado, literalmente, pegada a él durante muchos años y a la que le rinde así su agradecimiento con sus palabras entrecortadas por la emoción.

Denuncia con mano dura la existencia de regímenes intransigentes que todavía pululan a estas alturas del recorrido de la vida en muchos países que se jactan de mantener las conciencias alienadas no permitiendo ni un atisbo de libertad de expresiones y, por ende, de comportamientos. ¡Todos bajo el yugo de los dictadores!

Pone de manifiesto el temor de que otros ciudadanos ahora en democracia puedan romper con el respeto a las dignidades personales y derechos fundamentales y se conviertan igualmente en cultivos de prepotencia al coste que sea.

Agradece a España su acogimiento y se considera ciudadano del mundo del que aprende a cada paso y que le ayuda con la riqueza de la diversidad.

En definitiva, D. Mario, usted nos transmite que, a pesar de todo, merece la pena vivir, leer y seguir soñando sin olvidarnos de los afectos de la familia. Gracias por ello.


G.M.G.