Las
palabras de amor son embusteras
si
cuando se pronuncian en tu piel
evocan
otros cuerpos que no están
y
tú crees que seas.
Gimes, entrelazadándote,
en
el enjambre de la enredadera;
la
pasión te desborda,
el
amor te penetra,
y
tu savia se entrega con fruición
sintiéndose
ya yedra
adherida
a ese muro con el alma
tan
llena...
Esas
palabras, ésas....
no
engañan al que dice,
pero
al que las cree ciertas
lo
transportan
a falsos paraísos de embriaguez
y
la resaca...
ay, la resaca,
cuánto
dolor encierra...
Gloria Mateo Grima