Sé que
esto que te escribo, tal vez no lo comprendas
y
pienses...¡¿Qué le pasa?! ¡¿Se ha vuelto del revés?!
Esta chica
está tonta... ¡Mira que no saberlo...!
¡¿No ves
que soy muy grande...?!
¡Tengo
tres años, tres!
Y ríes
picaruela, desde tu edad inmensa,
duendecillo
travieso, proyecto de mujer
y
hurgándome en el bolso encuentras un espejo,
te pintas
bien los labios y, mirándote en él,
me llamas
y me dices: ¿A que estoy guapa, eh?
Y pones
gestos raros emulando a princesas,
me quitas
los zapatos, te subes al tacón,
luego,
como un suspiro
entras en
tu casita hecha de caracol,
te
deslizas en ella
y asomas
como estrella en una gran función.
Me das
lección de tenis con raqueta gigante,
vamos a
los columpios, me retas a correr
y el
césped no se queja de tus pies y mis pies.
Trosky, tu
perro grande, viene detrás también.
Me enseñas
una araña con un miedo de cuento
y coges un
gusano que a mí me da pavor,
después,
sin dilamiento, cantas una canción.
¡Uff.....!
Sé que esto que te escribo, tal vez no lo comprendas
tan solo
es un poema, Verónica, ¡perdón!,
no sé
hacer otra cosa, es que...
es que no soy mayor.
Gloria Mateo Grima