y
la autoestima llora lágrimas desgarradas
porque
el trabajo escapa cada día que pasa,
y
son mañanas muertas y tardes oxidadas
y
son esfuerzos vanos, tirados en cloacas,
y
son sueños baldíos,
y
son...
y
son la nada.
Cuando las madrugadas quieres que no aparezcan
porque
es mejor dormir sin sentir, que sentir la guadaña
que
te ha segado cruel, partiéndote las alas
sin
que haya escayolas que suelden las entrañas
esparcidas
sin rumbo por calles enredadas,
sin brújula, sin norte...
¡Norte!...
¿dónde te hallas?
¡Norte!...
¿dónde te hallas?
.
Cuando el olor hediondo de gente corrompida
que
como garrapatas chupan sangre estancada
de
tu cuerpo maltrecho, desnudo, en la estacada,
con
ya casi sin fuerzas y con huida calma,
respirando
muy poco, muy poco o casi nada,
suplicas
y reclamas
un
sitio....
un
sitio en la calzada.
De repente un delirio quiere darte esperanza
y repites el mantra: ¡no me rindo!,
seguiré...
tal vez haya una luz en lontananza.
tal vez haya una luz en lontananza.
G.M.G.