Les he puesto gafas a mis deportivas:
caminar deprisa las vuelve miopes
y ellas son cotillas.
A los pocos pasos,
en una ladera de la carretera,
casi a ras de suelo,
descubren, con todo detalle,
una mariposa besa entusiasmada a una flor de malva
muy embelesada;
le ha bebido el juicio y la ha dejado plantada:
¡se ha ido a cortejar a una flor de zarza!
Y mis zapatillas, con sus nuevas gafas,
sonríen calladas.
Gloria Mateo Grima