Recuérdame que llore mañana por la tarde,
cuando el sol no caliente mi carne acribillada
y el espejo me niegue su bondad.
Hoy soy yo todavía, rebelándome altiva,
la que busca anhelante caricias en las flores
de los jardines dulces.
La que sueña silencios
entre los brazos fuertes de la fantasía
y bebe de la lluvia.
Mañana, por la tarde
o tal vez otro día...
G.M.G.