Hoy, no me queda tiempo
para adentrarme entre el ramaje
de los viejos árboles cargados de existencia.
Impediré que me arrastren las libélulas
a buscar alimentos en aguas pantanosas;
no me interesará seguir su vuelo.
Siento las miradas
sobre mí,
alborotadas y ávidas de espectáculos muertos.
Pero al otro lado del alféizar,
noto algo más que el silencio.
G.M.G.